Fiebre Amarilla en Buenos Aires: 1871, la Epidemia que Castigó a la Pobreza

La fiebre amarilla había aribado a Buenos Aires al parecer tres veces, pero en 1870 el virus bajó del norte y encontró en la pobreza el mejor caldo de cultivo.

La segunda mitad del siglo XIX y la primera del XX trajeron a Buenos Aires millones de inmigrantes, la mayoría empobrecidos, que buscaban mejorar sus vidas y la de sus descendientes.

Pero con la gente que se traslada, viaja muchas veces un compañero indeseable, un enemigo silencioso que nadie conoce y que va a provocar un gran drama en el futuro.

La fiebre amarilla es una enfermedad infecciosa provocada por un mosquito, en este caso el Aedes, que al parecer tuvo su origen en el siglo XVI o XVII, en Africa, y que debido al espantoso trafico de esclavos se mudó posteriormente a América. Se la denomina “amarilla” por la ictericia que provoca la enfermedad, poniendo la piel del enfermo de ese color. En los casos graves, el enfermo padece de trastornos renales, sangrado hepático, fiebre alta, delirio y convulsiones, entre otros.

A Buenos Aires la fiebre había arribado al parecer tres veces antes del fatídico 1871, quizá con los barcos desde Brasil, pero sin mayores consecuencias. Sin embargo, en enero de 1871 (o probablemente en diciembre de 1870) al parecer el virus arribó desde Corrientes, o más al Norte, con los soldados que llegaron de la Guerra de la Triple Alianza.

Buenos Aires había soportado otras epidemias, pero ésta, la fiebre, encontró en la pobreza y el hacinamiento el mejor y mayor caldo de cultivo para prosperar y aniquilar.

Un episodio de la fiebre amarilla en Buenos Aires (1871)
Un episodio de la fiebre amarilla en Buenos Aires (1871). Óleo sobre tela por Juan Manuel Blanes.

San Telmo fue el barrio más castigado. Las condiciones de higiene eran allí deplorables. La población se hacinaba en “conventillos”, nombre burlón derivado de “convento”, por ser especie de celdas pequeñas , sin ventilación, con un solo retrete para decenas de personas, sin recolección de basura, consumiendo agua contaminada por la ausencia de redes de agua potable. Se sumaba al desastre las curtiembres que tiraban los deshechos orgánicos al Riachuelo, la zona baja y húmeda y el calor.

Y dentro de las insalubres habitaciones también se daban las condiciones. Al no tener sanitarios, las bacinillas y las salivaderas permanecían ahí todo el día, con su contenido. Y pasado el verano, en abril de 1871, cuando ya tendría que haber cedido la peste (dado que el mosquito transmisor vive en lugares cálidos), esto no ocurrió. Es que se usaban braseros para templar las habitaciones y el ambiente tibio le fue propicio.

Un conventillo o casas de inquilinato y pulpería en el siglo XIX.
Un conventillo o casas de inquilinato y pulpería en el siglo XIX.

Y el desastre llegó. Los barrios bajos de San Telmo y Monserrat estaban poblados en su mayor parte por inmigrantes de Europa, pobres. Italianos, españoles, franceses y negros. En los meses de enero, febrero, marzo y abril de 1871, murieron casi 15.000 personas, la mitad niños, y la mitad sin asistencia medica.

En Marzo, con ausencia total de un accionar eficaz de parte del gobierno, el consejo que dio “La comisión del pueblo”, fue HUIR. El 10 de abril del fatídico 71, murieron 563 personas. En ese día solamente.

El llamado Cementerio del Sur había sido inaugurado en 1866, pero colapsó. Era pequeño, mal ubicado por lo céntrico y con los cadáveres mal enterrados, apenas cubiertos por tierra, casi a nivel del suelo. Cuatro días después del pico de mortandad, se abre otro cementerio, al Oeste, la Chacarita, originado en el nombre La Chacrita que había sido utilizada para recreación del Colegio nacional Bs As., y luego, al frente,en 1886 la Nueva Chacarita.

El traslado de las victimas también fue complejo y desbordaba las estructuras del momento. Sólo había cuatro coches fúnebres en la ciudad. La primera locomotora La Porteña ya andaba trotando por las vías desde 1857, pero se tuvo que agregar con urgencia un tramo de ferrocarril, el del Oeste, hasta Chacarita, para hacer dos viajes diarios con su macabra carga. Uno de los maquinistas, de apellido Alan, fallecio de la fiebre haciendo su trabajo.

Y la ciudad de los Buenos Aires con sus Malos Aires, empuja al éxodo a la gente pudiente hacia el Norte, a zonas altas. Se construyen grandes casonas, se mudan al campo, se proveen de higiene y salubridad mientras las barriadas del bajo arrastran su pobreza y la indiferencia de las clases dirigentes. Y sus casas de san Telmo y Monserrat son subdivididas y arrendadas a la gente pobre que no podía pagar mas que mal techo y tristes condiciones de vida.

Se proyecta mucho, pero se cajonea mucho también. Y los planes de cloacas y agua potable recién llega a la mayoría de los barrios después de 1930. Desafortunadamente, y a pesar de las mejoras en el sistema de salud, no todos tienen hoy en día acceso a estos servicios.

Nota por Meri Trentini. Meri nació en Entre Ríos, estudió Literatura en la Universidad de Buenos Aires y colabora regularmente con Origenes.online escribiendo sobre costumbres, lenguaje, viajes e historias familiares.

Qué vestía nuestros ancestros inmigrantes, de qué trabajaban, y cómo lidiaban con los problemas de los siglos XIX y XX (como la fiebre amarilla que azotó Buenos Aires en 1871). 

Artículos sobre inmigración a latinoamérica, barcos de inmigrantes, personajes ilustres, historias familiares y más.

Cómo crear árboles genealógicos, buscar partidas de nacimiento, bautismo, matrimonio y defunción, cómo consultar censos históricos, qué es la genealogía, y mucho más.

Compra Kits de ADN desde Latinoamérica: