Corre el año 1938. Un monstruoso hotel, en tamaño y ambición, abre sus puertas en Bariloche, Patagonia. El Llao-Llao abastece a los más ricos de la Argentina, aquellos que han logrado aprovechar el boom económico del período entre guerras— y sus amigos internacionales.
Las largas estadías en Paris no son raras para la aristocracia local Argentina, y pronto exclusivas tiendas comienzan a abrir sus puertas en Buenos Aires, exhibiendo el público lo mejor del mobiliario Europeo.
Jean Michel Frank, icónico diseñador y decorador, tiene un lugar especial en Comte, la renombrada empresa de los hermanos Ricardo e Ignacio Pirovano (curador del Museo Nacional de Arte Decorativo) con sede central en la calle Arenales 1079.
Las piezas de Jean Michel son revolucionarias. Proporciones lineares del Siglo XVIII se enfrentan con la percepción despojada del Siglo XX. Los detalles se desvanecen en un intento de mostrar la esencia del objeto (o la esencia misma del modernismo!).
Con ayuda de los hermanos Pirovano y apoyado por Eugenia Errázuriz, patrona Chilena del modernismo y referente de la moda en París en las postrimerías del siglo XIX, Frank se convierte pronto en un favorito de la elite.
No pasa mucho tiempo hasta que los dueños de Comte llaman a concurso para realizar uno de los proyectos más ambiciosos de su tiempo: El Hotel Llao-Llao, en el hermoso Parque Nacional Nahuel Huapi. Los hermanos Pirovano saben exactamente a quien contactar para planear su interior.
En gran parte gracias al proyecto Llao-Llao, Frank da orígen a una nueva tendencia que sigue floreciendo hasta el día de hoy. Lo llama Modernismo Clásico Rústico. Sus piezas, interpretaciones claras de muebles rurales confortables, están hechos con maderas locales y cuero – aunque sus etiquetas dicen “Hecho en Francia, Chnanux & Co“.
La elite está ecstática.
El Llao-Llao es la visión de Frank, una maravilla de arquitectura y diseño. Pero desafortundamente, su gloriosa creación tiene una corta vida. El 26 de Octubre de 1939, un año después de su inauguración, el hotel es destruído por un feroz fuego y todos los muebles y diseños de Frank convertidos en cenizas.
Escapando de la guerra en Europa, Frank viaja a Argentina para ayudar con la ambiciosa reconstrucción. En sólo 15 meses el hotel abre nuevamente sus puertas, pero la calidad de las piezas dista mucho del de las originales.
Frank continúa su trabajo como Director Artístico en Comte, con emblemáticos proyectos que aún al día de hoy definen la arquitectura y diseño Argentinos (la mansión Born, el edificio Kavanagh y varios hogares lujosos,) además de empresas internacionales que le traen renombre y gloria.
“Creo que un principio menos severo puede encontrarse en la mezcla de estilos (…) Los nobles marcos que vinieron a nosotros del pasado pueden recibir las creaciones de hoy. La casa que construímos puede ahora dar la bienvenida a antiguas y hermosas cosas.” Frank, 1935, cuando le preguntaron si era minimalista.
Pero hay heridas que la fama no puede curar. En 1941, la sensibilidad artística de Frank le cuesta la vida. Jean Michel salta desde una ventana en Nueva York, como su padre lo había hecho antes también. Nunca regresa a su casa en Buenos Aires.
Sabemos muy poco la vida privada de Frank, pero su legado continúa y continuará viviendo en sus originales y hermosas piezas. Afortunadamente para nosotros, su trabajo para el Llao-Llao no se ha perdido por completo. Escasas pero valiosas fotos nos muestran la inauguración del hotel y los días antes del fuego, y reconstrucciones nos permiten hoy ver los muebles de Frank en casi todo su esplendor original.
Los diseños de Jean Michel Frank sobreviven, como también lo hace su nombre.