La Inmigración Sirio-Libanesa en la Argentina y su Fanatismo por el Mate

Entre los siglos XIX y XXI, la inmigración siria en Argentina ha sido muy importante, siendo hoy en día el segundo país con mayor número de sirios en Latinoamérica, luego de Brasil. El punto máximo del flujo de sirios al país se dio durante el sigo XX, y debido a varias similitudes entre ambas culturas, se han arraigado varias costumbres en ambas comunidades, propias de la asimilación
cultural que genera la inmigración.

Los primeros migrantes sirios llegaron al país en la década de 1860, provenientes del puerto de Beirut. Estos huían de la segregación religiosa impuesta por la Sublime Puerta, que con el resurgimiento del nacionalismo árabe, excluía y atormentaba a los cristianos de Aleppo.

El mate se toma en América desde la época precolombina, por etnias tupí-guaraníes, qom, querandíes y ñandevá. Fue rápidamente adoptado por los colonizadores españoles y quedó como ícono cultural en Paraguay, Argentina, Uruguay, sur de Brasil y de Chile y al este de Bolivia.

Argentina. Estancieros irlandeses tomando mate. Daguerrotipo, c.1860.
Argentina. Estancieros irlandeses tomando mate. Daguerrotipo, c.1860.

La expresión mate proviene del vocablo quechua matí, que significa calabaza, y se tomaba con una cañita denominada tacuapí, en cuyo extremo se colocaba una semilla ahuecada que hacía de filtro. En la época colonial se le llegó a decir oro verde, por el alto valor que tenía entre los habitantes, y desde entonces su consumo se ha expandido, llegando a formar parte de la vida de todos los inmigrantes europeos que llegaron al país desde la colonización, pasando por las grandes oleadas migratorias del s.XIX y XX, y actualmente se encuentra en cada hogar a lo largo y ancho del país.

Los principales asentamientos de sirios en el país se encuentran en las provincias de Salta, Jujuy, Córdoba y Santa Fe, y se estima que 3.500.000 argentinos cuentan por lo menos con un antepasado de origen sirio-libanés, convirtiéndose en la mayor comunidad no americana o europea del país.

Es en estas regiones, que el mate se introduce en la cultura siria, llevándose este hábito consigo quienes regresaban a su tierra natal, y sólo recientemente se expandió a otras regiones árabes, debido a la inmigración forzada causada por la guerra civil en Siria. De hecho en 2018, al terminar la misma, aumentaron casi el doble las exportaciones a Siria, luego de que regresen al país varios refugiados que se encontraban en países cercanos.

Bombilla Argentina de plata, Siglo XIX. Fotografia por Luis García.
Bombilla Argentina de plata, Siglo XIX. Fotografia por Luis García.
Mapuches tomando mate en la pampa mientras se asa la carne, c.1880.
Mapuches tomando mate en la pampa mientras se asa la carne, c.1880. Fuente: Wikipedia

Pero el mate también es ampliamente disfrutado en el Líbano, de hecho, el 85% del total de la exportación de yerba argentina tiene como destino a Siria y el líbano. El mate está hoy en día tan arraigado en su cultura, que muchos piensan que es una costumbre propia de Medio Oriente, pero a diferencia de los argentinos, los sirios comparten la pava con agua, pero no el mate. Su mate es más pequeño, una pequeña taza de vidrio que usan para tomar el té y es de uso individual, y le prestan mucha atención a la calidad y presentación de la yerba, compran la misma en paquetitos de 1/4 kg y no se apegan a una marca específica.

Tanto es el amor que tienen en el país árabe por esa infusión que más del 75% de la población lo consume, y en la ciudad siria de Yabrud, a unos 80km de la capital, Damasco, se encuentra un gran monumento al mate, representado por una mano que ceba un mate con una pava, (en Siria usan la pava, en lugar del termo argentino). Por otro lado, en el Líbano, cerca de Beirut, hay un café bar dedicado al mate, llamado The Mate Factory cuya oferta de infusiones de mate es amplísima, incluso para Argentina.

Las yerbateras Kabour, Taragüí, Piporé y Amanda, protagonistas en la feria más importante de Siria.
Las yerbateras Kabour, Taragüí, Piporé y Amanda, protagonistas en la feria más importante de Siria.

No es sorpresa que una costumbre como el ritual del mate haya tenido gran impacto en el mundo árabe, y es que tanto los países árabes como los sudamericanos comparten una cultura colectivista, es decir, que el centro de la vida social de ambas comunidades pasa por reunirse con sus amigos y familia y pasar largos ratos compartiendo anécdotas e historias, hablando y discutiendo sobre todos los temas posibles.

Al llegar al país, los árabes tomaban muy pronto un aire criollo, al identificarse con el gaucho, cuyo estilo de vida era muy parecido al de los beduinos, y cuyos paisajes áridos como la inmensidad y la soledad de la pampa y del desierto, hacían propicia una vida sacrificada, y no tardaban en sentirse como en casa.

Todo esto hizo que los primeros sirios y libaneses que llegaron a Argentina quedaran fascinados con esta forma de conexión e intimidad que generaba el ritual del mate, y que deja abierta la puerta para que sea aceptado en otros países de Medio Oriente y el Magreb, como Emiratos Árabes, Libia y Egipto, algo que están tratando de generar las compañías de yerba mate de capitales sirios y argentinos.

Inmigrantes arabes en Latinamerica.
Inmigrantes arabes en Latinamerica.

El gaucho también incorpora elementos árabes, como las alpargatas (de nombre árabe) que, al día de hoy, son consideradas íconos de la cultura criolla. También ifluyeron en nuestras costumbres alimenticias, dado que en el interior del país se consigue en casi todas las casas de comida regionales, la empanada árabe o Sfijah, y también arraigaron el alfajor, cuyo origen y nombre es árabe, y llega a la cultura ibérica durante los ocho siglos de permanencia árabe en el sur de España (Al Ándaluz).

Actualmente, los productores y molineros de Yerba Mate Argentina buscan expander el mercado en Siria, líbano, y otros países árabes desarrollando variantes como el mate cocido con agregados de canela, menta y otras hierbas, teniendo en cuenta que allí son más proclives a sabores más suaves.

Y es así como una infusión que era usada en el s.V a.c. por los pueblos originarios de América del Sur, es hoy venerada por culturas de lo más remotas, y lejos de caducar, sigue expandiéndose al latido de las migraciones. Podemos pensar que es su gusto el que lo hace único, o la forma en que se sirve, pero me inclino a creer que es la conexión y los recuerdos que se generan con el mate lo que hace que sea difícil de desprenderse y hoy en día, donde haya un argentino, un uruguayo, un sirio o un libanés, allí estará la pava caliente para reconfortar el cuerpo y el alma, estén en su pueblo natal o en algún lugar lejano y hostil.

Colaboración por María de la Paz Arias. Paz estudió Relaciones Internacionales en la Universidad Di Tella y disfruta escribir sobre asuntos del Medio Oriente y Asia, y procesos judiciales en países desarrollados y en vías de desarrollo. 

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